lunes, 24 de agosto de 2009

Ni con el Gobierno ni con la Oposición

Después de hablar con algunos venezolanos, me ha dado la impresión de que hay una tendencia al aumento de los que profesan el "ni ni", es decir, los que no quieren identificarse ni con el gobierno ni con la oposición. De ser cierto, esta tendencia es algo de qué preocuparse, pues una cosa que caracteriza a este grupo es la indiferencia ante los problemas políticos del país y la apatía a participar en acciones concretas para cambiar la realidad política. Esto hace que el aumento del grupo ni ni favorezca al gobierno, pues no representan para él una oposición efectiva.



Pero, ¿qué es lo que motiva a una persona a identificarse con el ni ni? Pueden haber múltiples razones, ya sea que obren una a la vez o que converjan simultáneamente. Entre ellas:




  • El cansancio político: Los ni ni están desgastados por el conflicto político, cansados de vivir en una situación de continuo estrés ante las denuncias de los medios de comunicación opositores de los abusos del gobierno. Quieren vivir tranquilos, y por ello se desconectan de los medios de comunicación.

  • El sentimiento de impotencia: A lo de arriba hay que sumarle que se sienten impotentes ante el gran poder que ha acumulado el ejecutivo y su caudillo.

  • El aprovechamiento de los servicios públicos: Ante las necesidades apremiantes que viven los venezolanos, se ven presionados a recurrir a los distintos programas de ayuda social del gobierno. Al hacerlo, los que antes criticaban tales programas concluyen que "después de todo el gobierno no es tan malo".

  • Decepción ante actuaciones de la oposición: Muchos no se identifican con la oposición debido a que los líderes parecen más preocupados por el poder que por los intereses del pueblo. Hay chavistas que caen en el ni ni porque aunque se dan cuenta de lo malo que es este gobierno, nunca apoyarán a los que abusaron del pueblo durante la cuarta república.



Todas estas razones tienen, para cada venezolano, su peso, y aunque es comprensible su actitud, no podemos dejar de lanzar una advertencia en cuanto a la inconveniencia de la posición ni ni. Sugiero que consideremos los siguientes argumentos:




  1. El costo de la libertad: Aunque podamos cansarnos de oponernos a un gobierno tan poderoso, consideremos el precio de la libertad. Consideremos lo que invirtieron nuestros antepasados para libertar a Venezuela del yugo español, para que ahora vengamos a entregarle el país a un aprendiz de dictador.

  2. La fuente del poder: Por mucho poder que tenga este gobierno, ese poder proviene del pueblo. Chávez no puede gobernar sin el apoyo popular, ya sea este apoyo diligente por parte de sus adeptos más fanáticos, o ya sea un apoyo involuntario por parte de ciudadanos apáticos resignados. Cada venezolano cuenta, la soberanía reside en el pueblo, no puede haber líder sin seguidores, no puede haber rey sin súbditos.

  3. Pensemos a largo plazo: Puede que ahora muchos venezolanos se beneficien de los programas del gobierno, pero ¿y el día de mañana? ¿será que tus hijos podrán beneficiarse como tú? En otras palabras, ¿son los programas del gobierno una solución a largo plazo? Pondré sólo un par de ejemplos. He escuchado a venezolanos elogiar los servicios médicos públicos de este gobierno. Pero sabemos que esos servicios tienen un componente cubano. ¿No está comprometiendo este gobierno la soberanía nacional al hacer depender el servicio de salud pública de profesionales extranjeros? ¿Qué pasará si el día de mañana Venezuela entra en conflicto con Cuba? Otro ejemplo es el del abastecimiento alimenticio con los PDVAL. A través de este programa el venezolano tiene acceso a alimentos baratos. Pero consideremos que este servicio depende del ingreso petrolero. ¿Qué ocurrirá con este programa si los precios del petróleo caen? ¿Y si los países del primer mundo consiguen sustituir el petróleo como fuente de energía? Consideremos además que este gobierno se ha caracterizado por desmantelar la industria privada. Si en el futuro los servicios públicos colapsan por deficiencias presupuestarias, no habrá entonces una industria privada para hacerle frente a las necesidades del país.

  4. Sigamos principios en lugar de Caudillos: Gran parte de la crisis de la oposición es la ausencia de un caudillo que unifique al pueblo y que represente un adversario considerable a Chávez. La pregunta es, ¿por qué los venezolanos necesitamos un caudillo? La respuesta es: porque no sabemos lo que queremos. Nadie se imagina quién podría sustituir a Chávez, pero si fuésemos verdaderamente republicanos sabríamos que eso es hasta cierto punto irrelevante, que más importante que la persona que ejerce el poder ejecutivo en un momento dado, son las leyes que gobiernan a la nación y que permanecen a lo largo de los períodos presidenciales. Debemos pensar más en qué tipo de gobierno queremos, qué principios son los que deben regir la nación, en lugar de preguntarnos quién va a ejercer el poder. Cuando los venezolanos tengamos claro qué tipo de gobierno queremos, aparecerá un líder que responda ante ese deseo. Y el poder de ese líder residirá, no en su carisma o elocuencia, sino en la cantidad de seguidores que tenga y en la resonancia que tenga con aquellos a quienes representa.


Abandonemos hoy nuestra apatía, y empecemos a buscar qué tipo de gobierno queremos. Un buen lugar donde comenzar es en la historia de nuestra independencia. Conozcamos el verdadero bolivarianismo.